Siete maneras que las familias pueden fomentar vocaciones

“La familia cristiana, que es verdaderamente “como una iglesia doméstica”, ha ofrecido siempre y continúa ofreciendo las condiciones favorables para el nacimiento de las vocaciones” 

~ San Juan Pablo II

Imagínese que le pregunta a su hijo lo que quiere ser cuando crezca, y él responde, “¡quiero ser sacerdote!” ¿Cuál sería su reacción? ¿Estaría preocupado o eufórico, o en el medio?

La verdad es que Dios tiene un plan para cada uno de sus hijos; ¡Él quiere que sean felices, incluso más que usted! Y su verdadera felicidad se encuentra en descubrir el plan de Dios para sus vidas, su vocación, y seguirla con todo el corazón.

Así que, si usted está realmente preocupado por el bienestar de sus hijos, es lógico que les ayude a discernir su vocación, ya sea al matrimonio, sacerdocio o la vida religiosa. Aquí hay algunas formas sencillas para fomentar la apertura al llamado de Dios.

Idea 1

Acurrúquese y lea una historia.

¡Algunas veces las ideas más sencillas son las mejores! Añada a su lectura antes de dormir, algunos libros sobre la vida de santos famosos. Hay decenas de historias fascinantes de santos, adecuadas a la edad de los niños, que fueron sacerdotes y religiosos. ¡Incluso hay un libro de historietas de cuando San Juan Pablo II era niño!

Idea 2

Vea una buena película.

Cuando es el momento de ver una película en familia, busque un pase en Spy Kids 4 y obtenga A Mission to Love (la vida de San Juan Bosco). Hay toneladas de otras películas católicas que representan heroicos e interesantes sacerdotes y religiosos. ¡La conversación luego es mucho más significativa, semejante a una gran explosión!

Idea 3

Deje las cosas claras.

Cómo presentan a menudo los medios de comunicación las citas (dates) y la sexualidad, son opuestas al verdadero amor. Cuando un programa de televisión envía el mensaje equivocado, deje las cosas claras acerca de lo que conduce a la verdadera felicidad. Defienda el sacramento del matrimonio, especialmente entre adolescentes.

Idea 4

¡Jueguen a disfrazarse!

Así como los niños “juegan a la casita” y pretenden ser mamás y papás, ayúdeles a imaginar la vida de un sacerdote, hermano o hermana. Una sábana o toalla pueden servir como hábito de una religiosa. Una galleta Ritz hace bien las veces de una hostia para la Misa. Esta clase de juego pone como normal lo que de lo contrario puede parecer una vocación “de otro mundo”. ¡Además es sumamente divertido!

Idea 5

Ore con el corazón.

En sus oraciones en familia ore por más sacerdotes y religiosos. Deje que sus hijos oigan sus oraciones por su futuro. “Señor, protege hoy a Simon y dale la gracia de crecer para que sea hombre de Dios, fuerte. Mantenlo cerca de Tí, siempre en Tu perfecta voluntad”.

Idea 6

Hable sobre las vocaciones.

Hable abiertamente sobre las vocaciones al matrimonio, sacerdocio y vida religiosa. Desde la más temprana edad, deje claro que la felicidad en la vida está en seguir el plan de Dios. Dígales a los niños que los sacerdotes tienen un trabajo impresionante, porque nos brindan los sacramentos. Enséñeles que los hermanos y hermanas religiosos hacen votos especiales para vivir como Jesús.

Idea 7

Tenga amistad con religiosos.

Invite a un sacerdote, hermana o hermano a cenar en su casa. Las relaciones personales son fundamentales. Cuando los niños se sienten cómodos en el P. John o la Hermana Margaret, ellos estarán mejor preparados cuando crezcan, a la idea de una vocación sacerdotal o religiosa.

Una Mezcla de Alegría y Reticencia

Muchos padres católicos tienen cierta renuencia a que sus hijos sean sacerdotes o religiosos, al menos al principio. Por lo general, las preocupaciones de los padres se desvanecen cuando la vocación de su hijo madura y crece su felicidad. 

Los Padres Dicen lo que Piensan

“Cuando mi hijito juega a celebrar Misa, mi corazón se llena de alegría. Sus hermanas mayores juegan con él, a pesar de que tratan de no reírse. ¿Quién sabe si alguna vez será sacerdote? Es genial que su corazoncito esté en el lugar correcto. Eso me encanta”.  ~ Amanda C.

“Mi corazón se quebró cuando Julie se fue al convento. Pero cuando al cabo de un año la visité, pude ver la felicidad y alegría que ella irradiaba. Mi tristeza se desvaneció en un instante. Sabía que ella había encontrado su camino en la vida. En retrospectiva, me alegro que mis planes no fueran eficaces. Tan fuerte como es para mí admitirlo, Dios tenía un mejor plan para ella”.  ~ Carl R.

“Apenas terminó la universidad nuestro hijo ingresó a una orden religiosa. Estábamos contentos por él, pero luego se retiró, diciendo que no era su llamado. Creo que fue bueno que lo probara…  Estuvo en paz cuando ingresó y también cuando salió. Su madre y yo estamos conformes con cualquiera de sus decisiones”.  ~ Salvatore S.

“Deseaba mucho tener nietos. Escondí mi decepción cuando Colin ingresó al seminario, pensando que probablemente su interés no duraría. Para cuando llegó el momento de su ordenación, unos años después, realmente Dios había trabajado en mí. No pude estar más orgullosa. Su sacerdocio ha sido el regalo más grande que Dios haya dado a nuestra familia”. ~ Jenni P.

Una Actitud Abierta

Si su hijo expresa interés en el sacerdocio o en la vida religiosa, apóyelo. Si usted está entusiasmado, no presione mucho. Si usted está aprensivo, confíe en el plan de Dios. Lo mejor que puede decir es, “lo que Dios quiera para ti, también lo quiero yo”.